26 mar 2015

Brütal Legend: videojuego de culto


En el fantástico mundo del heavy metal hay mucho material que ya es considerado de culto: Está, por ejemplo, el Power Metal de Pantera, que está muy lejos del groove característico de la banda pero como álbum relata y consolida sus inicios. También hay películas que se consideran reliquias en este ambiente, como sucede con Begotten, aunque todavía me pregunto de qué se trata exactamente y por qué nos gusta tanto. Y no puedo dejar de lado videojuegos de culto, ya dentro del género existe una leyenda brutal: Su nombre es Brütal Legend.

Este videojuego vio la luz en el año 2009 después de 15 años de gestación, con el prestigiado Tim Schafer (creador de Psychonauts) como padre y la desarrolladora Double Fine como madre. Electronic Arts (EA) tuvo el honor de ser la madrina (¡la distribuidora, pues!) luego de que Activision rechazara el proyecto al fusionarse con Vivendi Games. Este hack and slash tiene como protagonista a Eddie Riggs, un excelente roadie (o “pipa”), que a raíz de un accidente es transportado al pasado, donde los seres humanos han sido esclavizados por Doviculus, emperador de los demonios (si esto no les suela lo suficientemente merol, esperen a saber un poco más).

Pronto Eddie se convierte en el organizador de la resistencia que tiene como objetivo liberar a los humanos y transmitir los conocimientos que dejaron los antiguos titanes, creadores del heavy metal. ¿Fabuloso, verdad? Se pone mejor: Las armas principales de Riggs son The Separator, un hacha que es casi de su tamaño, y Clementine, que pasa de ser una simple guitarra a hacer temblar, incendiar y hasta electrocutar a los adversarios del roadie.

Los personajes también son un deleite para cualquier metalero: Lars y Lita Halford (líderes de la resistencia), Ophelia (la primera aliada de Eddie), y Mangus (el ingeniero local), no son otra cosa que personajes entrañables, complejos pero fáciles de querer. ¡Y eso no es todo! Schafer logró que las leyendas Lemmy Kilmister, Ozzy Osbourne y Rob Halford prestaran sus voces (y parte de su aspecto) para dar vida al Kill Master, al Guardián del Metal y al General Lyonwhite, respectivamente. ¿Algo más? La voz de Eddie Riggs es nada menos que la de Jack Black, famoso comediante y vocalista de Tenacious D.

Ahora que saben lo mínimo necesario para amar este juego, me gustaría que pensaran en una sola razón para que no tuviera éxito. Reflexionen un rato… ¿Lo tienen? ¡Exacto! Hace mucho tiempo que el heavy metal no está de moda. A Schafer incluso le llegaron sugerencias para cambiar la línea musical por hip hop o por country (no, no estoy jugando y sí, ¿qué carajo le pasa a este mundo?). EA temía que las ventas se fueran a pique, pues tan sólo el desarrollo de Brütal Legend costó alrededor de 25 millones de dólares; Lo impresionante fue que, únicamente en su año de lanzamiento, el juego vendió 224 mil 976 unidades para Xbox y 1243 mil 734 unidades para PlayStation3.

Double Fine saboreó el éxito y se llenó tanto de entusiasmo, que tras el visto bueno de su distribuidora se pusieron a trabajar en una prometedora secuela. Era lo mejor que les podía haber pasado y, sin embargo, EA canceló la producción al poco tiempo. El tiempo y el dinero que se invirtieron en ella eran vitales para Double Fine, y como consecuencia casi se van a la quiebra. Apenas pudieron recuperarse de semejante golpe.

¡Ya sé, ya sé! Normalmente no cuento historias felices, no me lo tienen que decir. Pero no les he platicado todo esto por nada. Si a estas alturas del partido les hablo de Brütal Legend es porque todavía hay esperanzas: En 2013 se lanzó una versión del juego para PC, y entonces se volvió a tocar el tema de la secuela con Tim Schafer. Él dijo, gustoso, que le encantaría volver al universo de Eddie y que sabe con certeza que a Jack Black también. Sólo hay un problemita. El mismo de siempre: El dinero (insertar la más jugosa variedad de insultos contra el capitalismo aquí).

Pero nada de eso quiere decir que no podamos ayudar a Schafer a traernos más historias épicas sobre metal y roadies. Comprar el videojuego sería un buen comienzo. Ya es difícil de conseguir y más en México, pero siempre se puede ordenar vía internet. Después de ello, asediar a Double Fine: no pedir, ¡exigir la secuela! Y si EA va a seguir poniéndose sus moños, eso nos tendrá sin cuidado. Mientras el público pida, distribuidoras no faltarán (guiño, escupitajo, mano cornuta).


Tampoco vayan a decir que es un comercial, por favor. Es sólo que si entre fanáticos del metal no nos apoyamos, ¿quién lo hará? No se trata de expandir el movimiento o hacer una tendencia masiva de nuestro estilo de vida; se trata de tener más opciones en la industria de los videojuegos, algo que además de entretenernos nos haga sentir como en casa, matando demonios y peleando contra glammers mientras suena Brocas Helm, Dethklok o Judas Priest. ¡Mientras haya metal, hay esperanza! No dejemos que la leyenda brutal muera… Al menos no sin dar batalla.

19 mar 2015

Slap! Primera entrega: Del sexismo y otros méndigos males en la escena


De entre el humo de cigarro y un divertido solo de bajo interpretado por Les Claypool emerge una columna pequeña, con la mata desordenada y las costillas molidas por el pogo: Slap!, que fuera un programa de radio en línea especializado en rock y heavy metal, hoy se transforma en una columna que seguirá la misma línea de opinión seria y objetiva (ajá, ¿y tu nieve?). Quien escribe estas líneas los saluda con amplio respeto y cierta timidez; He venido a hablarles de esto porque mi trabajo en radio, mi incursión en las artes escénicas y las horas de debate en foros y páginas de heavy me lo permiten.

Y es precisamente de este ambiente de perdición del que les quiero hablar hoy. Ya suficiente hemos escuchado de nuestros padres cuando nos vamos al toquín del sábado en la noche: “¿A qué vas? ¡Pura cerveza y música del diablo!” (Claro que por eso vamos, pero por favor nadie se los diga). Pero eso no es todo: Cuando eres mujer los cuestionamientos se triplican, en especial si estás en una banda y van a presentarse en algún bar. En lo personal, solía persuadir a mis padres argumentando que los fanáticos de este tipo de música somos “una hermandad, y entre nosotros nos cuidamos la espalda”.

Desgraciadamente esto no siempre es verdad, y menos si eres del sexo femenino. Por mucho que la comunidad rocanrolera se precie de ser tolerante, las mujeres siguen siendo vistas como un objeto (ya sea en forma de groupies, de cantantes o bandas femeniles que se exhiben para que los varones escojan cuál se quieren llevar a la cama… ¡al baño del bar, pues!), como el relleno de toda buena fiesta.

Vaya, esto resulta mucho más evidente si revisamos la historia de las bandas de metal integradas exclusivamente por mujeres. El ejemplo más claro recae en Girlschool, banda inglesa encabezada por Enid Williams, del mismo género que Mötorhead y que incluso colaboró con ellos en diversas ocasiones. Su música es despreciada por ciertos sectores de fanáticos (cuando deberían aceptar que hay canciones de Mötorhead que les salen mejor a ellas), y ya que terminan con esa cantaleta, salen con que se hicieron famosas sólo porque “le hacían el favor” a la banda de Lemmy Kilmister.

Ocurrió lo mismo con las Mystica Girls en México, aunque no debemos olvidar que el concepto de las bandas femeniles en este país está manchado por el fenómeno Ultrasónicas (que no son [demasiado] malas, pero se convirtieron en el estereotipo de cualquier grupo de féminas que deseen hacer música), y el contenido de sus letras es lo que todo mundo espera de bandas como Las Wuanderbra. De la sociedad en general no me sorprendería, pero da vergüenza escuchar al metalero promedio decir estas barrabasadas.

Caray, estas cosas suceden incluso en las altas esferas de la industria musical heavy. Como seguramente saben, Angela Gossow, quien por años fuera vocalista de Arch Enemy (y que en su momento nadie la creyó capaz de desarrollar un gutural tan potente como el de un hombre), dejó las filas de la banda para dedicarse plenamente a representarla (con todo lo que eso implica). Tras una búsqueda extenuante por parte de la propia Gossow, se escogió a Alissa White-Gluz, (ex The Agonist) para encabezar la banda creada por los Amott. 

Contrario a lo predecible y rebasando todas las expectativas (sí, como los clásicos mensajes de odio que recibía Anette Olzon recién llegada a Nightwish), muchísimas personas en redes sociales se fueron contra White-Gluz e hicieron gala de los insultos más horrendos que pudieron teclear, bajo la suposición (porque claro, la mayoría ni siquiera está al pendiente de la banda hasta que estas cosas pasan) de que ella intentaba superar a la Gossow. ¿Lo peor de todo? Más del 70 por ciento de los comentarios soeces provenían de otras mujeres.

En serio, ¿ahora con qué cara le digo a mis padres que los rocanroleros no somos iguales que los demás? Nos quejamos de que los humanos promedio estereotipan o desconocen a la mujer metalera, skate, gótica o doomer, pero lo primero que hacemos es irnos contra ellas aunque estemos “de su lado” (sí, suena igual de idiota que como es). Ya, a calzón quitado: O cambiamos de verdad, o mejor dejamos de alardear (mucha tolerancia, mucho respeto, mucha hermandad, pero a la hora de los trancazos nos convertimos en lo que tanto repudiamos).